Si la corrupción nos afecta tanto, ¿por dónde debemos empezar?

Acaba de salir el último Corruptómetro, en su edición de octubre. Se trata de la más reciente entrega de las mediciones mensuales que presenta Opciona en colaboración con Votia, con el fin de que la sociedad civil fije los términos del debate público rumbo a las elecciones de 2018.
En esta ocasión, los datos revelan una realidad que podría pasar por evidente, pero que tiene consecuencias importantes: primero, que la corrupción política es percibida como más nociva que la corrupción cotidiana; segundo, que, según los mexicanos, el principal responsable de combatir la corrupción es el gobierno, aunque la sociedad le sigue en un cercano segundo lugar; y tercero, que la mayoría de los mexicanos consideran la mejor estrategia para iniciar el combate a la corrupción es desde más bajo, desde las acciones individuales de cada quien. Vayamos por partes.
Primero, ¿qué corrupción nos afecta más? De acuerdo el Corruptómetro, la corrupción que se percibe de más alto impacto es la de nuestros representantes políticos: 84% de los mexicanos considera que los actos de corrupción de los diputados y senadores nos afectan mucho o algo. Así también, 81% percibe que la corrupción del gobernador de su estado y del Presidente de la República también les afecta mucho o algo, al tiempo que 78% de los mexicanos cree que los actos de corrupción de sus alcaldes les afectan en igual medida.
A diferencia de las opiniones que les merece la corrupción de los representantes populares en el gobierno, los mexicanos creen que la corrupción de las autoridades de su colonia, la policía de tránsito y las personas que trabajan en la ventanilla de gobierno es de “impacto medio”, ya que solo 68%, 65% y 64% de los mexicanos creen que estos actos de corrupción les afectan mucho o algo, respectivamente. Por otro lado, el impacto de la corrupción más cotidiana, la de nuestros compañeros del trabajo, amigos y familiares, y vecinos, la percibimos de “bajo impacto”, con solo 52%, 49% y 41% de los mexicanos de los mismos opinando en ese sentido.
¿Quién es el principal responsable del combate a la corrupción? El 34% de los mexicanos considera que el gobierno es el principal responsable, mientras que el 28% cree que es la sociedad. En tercer lugar, 21% cree que el gobierno, la sociedad y los empresarios, en conjunto, son los responsables del combate a la corrupción.
¿Cuál debería ser la estrategia para combatir la corrupción? La respuesta a esa pregunta, en combinación con las respuestas reportadas en el párrafo anterior, la revela la sección de frases. De acuerdo al 95% de los mexicanos, “Para reducir la corrupción debemos empezar con nosotros mismos”. Esto nos dice que los mexicanos, a pesar de que consideran que la corrupción cotidiana es de menor impacto que la política, creen que el principio del cambio reside en las acciones de corrupción más pequeñas. Así también, gobierno y sociedad deben de ser los responsables de combatir este mal, por lo que quizá esta estrategia pueda mudarse a una acción más comprensiva, que combata ambos tipos de corrupción, la política y la cotidiana, por igual.
El resto de las frases dejan ver mucho de la forma en la que la gente vive la corrupción. El 88% de los mexicanos está de acuerdo con que “El corrupto no nace, se hace”, es decir, la gente coincide en que no es un tema cultural ni de naturaleza humana. Además, el 78% cree que “Para reducir la corrupción debemos empezar por el gobierno”, lo cual puede contradecir un poco la frase del anterior párrafo.
En último lugar, se encuentran las frases “Si yo fuera gobernador de mi estado robaría, pero poquito”, con 16% de acuerdo, “Pagar sobornos o ‘mordidas’ es una manera de resolver problemas en mi vida diaria”, con 13%, y “Cuando calculo el gasto mensual en mi hogar, calculo lo que tendré que pagar en sobornos o ‘mordidas’”, con 8%. Estas tres frases nos dejan ver que la gente todavía tiene cierta reticencia a normalizar la corrupción, por más común que sea. Vale la pena mencionar que solo 30% de los mexicanos están de acuerdo con que “El que no transa no avanza”.
En conclusión, estos últimos resultados del Corruptómetro revelan información valiosa. Particularmente, que la corrupción política es percibida como de mayor impacto que la cotidiana, pero para combatirla es necesario que la sociedad y el gobierno se involucren en la lucha. En este sentido, combatir la corrupción cotidiana debe ser parte de todo conjunto de acciones para reducir la corrupción en México. El cambio ya se está gestando y a la vanguardia del cambio está la ciudadanía. Combatir la corrupción de abajo hacia arriba, al mismo tiempo que se impulsan cambios institucionales para combatirla como política de Estado, es fundamental para transformar al país.
Los invito a revisar el Corruptómetro de octubre e interpretar los datos que se presentan en él.
@danielcubierto
Artñiculo publicado en Animal Político, el 31 de octubre de 2016.
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